Esta semana hablaré de “The Holdovers”, una película que envolvió mi frío corazón en una abrigada cobija de confortables referencias, convirtiéndolo en un pastelito horneado de canela al estilo Homero Simpson, en aquel épico capítulo de Homero Hereje
El personaje principal es Paul Hunham, profesor de estudios clásicos, poco estimado por el alumnado de la academia Barton para varones, interpretado por Paul Giamatti. Quién, a pesar de no llenar mis expectativas en su faceta de presentador de podcast, después de escuchar un par de episodios de su proyecto CHINWAG. En su faceta de actor para “The Holdovers”, no me defrauda. En específico, hay una escena y no voy a spoilear el final, pero es determinante en éste, donde pude vivir en carne propia el tren del pensamiento del personaje, todo por unos cuantos movimientos en el familiar rostro de mi amigo Paul.
Angus (Dominic Sessa) y Mary (Da’Vine Joy Randolph), son los personajes que complementan esta triada de inusuales compañeros para compartir las fiestas de navidad y año nuevo. Mary, es la enfermera pero en este caso también cocinera y todóloga, quién tiene un dolor terrible al haber perdido a su hijo un año antes en la guerra y Angus, es el que comienza siendo otro malcriado petulante, estudiante en el internado donde Paul es profesor, para convertirse en un personaje redondo, con demasiados sentimientos y vientos en su contra, para navegar airosamente la adolescencia.
Para su nicho, me parece extraño que no esté basada en un libro, sobre todo por la decision de, sin ninguna limitante literaria, situarla en la navidad de 1970 pero más allá de preguntarme la razón, agradezco esta decisión que aporta un particular sentido de nostalgia. Por un lado, con la elección de temas musicales que me recordaron a los soundtracks de Rushmore (1998), The Royal Tenenbaums (2001) o Maude & Harold (1970) y, visualmente, con la manera en la que capturaron los colores y texturas, así como el sencillo gusto con el que todavía se visten los personajes.
Cómo es de esperarse, en este tipo de películas, los abandonados son personajes diametralmente diferentes, en apariencia, que en algún punto de la trama se encuentran para sentir empatía, lo cual no se debe de confundir con lástima, punto importante en esta película que cuenta con los suficientes matices para diferenciarlo, además del mencionado soundtrack para enfatizar ciertas escenas.
Lo que te mantiene esperando, es justo encontrar cuáles serán esas experiencias de su pasado que constituirán el hilo conductor para crear la nueva relación de los personajes y tengo que aceptar, que imaginé varios escenarios que no fueron acertados, por lo que le doy otros puntos por originalidad.
Hubo un detalle, que interpreté como un guiño para los fans (como yo) de las películas de terror. Cada día, comienza con la mención de la fecha en la pantalla. Ejemplo: “Diciembre 20, día 4” que entiendo es para llevar la cronología sobre la evolución de la relación de los personajes, acorde al tiempo que pasan juntos, pero a mi me recordó a ”The Shining” situada también en esta época originalmente y en un similar nevado invierno. Cada vez que veía la fecha y día, por un instante, pensaba que podría estar embrujado el instituto, resultando en una mezcla de emociones que agradezco.
Esta película me hizo reír, me mantuvo adivinando y como es habitual en mi, derramé una lagrimita (o dos) al escuchar “The Wind” de Cat Stevens. En general una peli perfecta para incluir en la rotación nostálgica navideña, de los años por venir.