The Devil Wears Prada
Aprovechando la nueva ola de promoción de Anne Hathaway que ya en el 2024 estamos dispuestos a aceptar que todo hace bien y a no odiarla por ello ( Mea culpa, yo también no soporté su vestido de los Óscar en el 2013 ) sumado a mi auténtico amor por la peli y sus filosos diálogos, decidí que era el momento de leer la obra de Lauren Weisbereg, (bestseller 2013 ). Comencé la experiencia esperando nuevas escenas para recrear en mi cabeza, como me pasó con Bridget Jones, pero esto no fue lo más relevante, me encontré con una novela que posee, por lo menos durante la primera mitad, un tono muy diferente ya que contrario a la peli, no es una comedia de hecho podría decir que tiene toques de drama, sobre todo cercano al último cuarto del libro lo cual hizo muy interesante este proceso al analizar lo polarizado de ambas obras. Comienzo el análisis y recuerden qué hay harto spoiler de aquí en adelante:
Mi parte favorita de la película es sin duda el principio, además de que me ayuda; cuándo no encuentro inspiración para trabajar, el sentir que soy de esas mujeres que salen a la jungla de concreto en estilosas botas y con esperanzador tema de fondo, es la entrevista para Runway y su primer día con ese sweater cerulean simplemente un antídoto para la depresión. Andy somos todos, si un día entráramos con nuestro saco más profesional y menos combinable a solicitar nuestro primer trabajo. Solo que, a diferencia de todos, Andy es lo suficientemente segura para no importarle los comentarios ofensivos de sus colegas y hasta de Miranda, es de hecho Nate, su novio, quien con el paso de los años hemos calificado cómo el verdadero villano de la película por no aceptar su respetable ambición.
La novela, en un principio es todo lo contrario, desde la entrevista hasta la la búsqueda de departamento y su primer día de trabajo, el tono es muy diferente, Andrea ( no me da la suficiente confianza para llamarla Andy) es una protagonista que se toma demasiado enserio y con un punto de vista por demás limitado a su bagaje social, la novela tiene comentarios que simplemente no son aceptables en la realidad actual; por ejemplo, Andrea no puede distinguir a sus roomies Indias una de la otra y pasa unos terribles 30 minutos perdida afuera del edificio de Elias-Clarke porque la gente trabajando en la calle a esa hora, no tiene el suficiente conocimiendo del idioma para entenderla y darle simples direcciones. En el libro, Andrea en búsqueda de su sueño, ve el ser asistente de Miranda como un merecido atajo y toda la gente se lo confirma, no es romántica esta Andrea y al parecer le encanta el peligro ya que hace mucho más evidente su descontento hacia Miranda, le gusta tardarse más de lo necesario en cualquier ronda al famosísimo starbucks, le gusta, estar cerca de la orilla hacia una fatal caída, en este caso de la gracia de una más imponente e irreverente Miranda.
Tal vez lo que me incomoda, es que la Andrea del libro es una versión más realista y como se da el tiempo para relatar este año con más detalle, también resulta verosímil su evolución, así como la de su núcleo en Nueva York, por ejemplo la de su mejor amiga y después roomie Lily, quién tiene un papel mucho más relevante, de hecho es ella quién sufre un accidente nada “simpático” no como el que observamos con Emily en la película y por lo tanto con mucho más impacto en la nueva personalidad de Andrea después de estar cerca de llegar a los 12 meses como asistente.
¿Cómo es Miranda? las primeras páginas sólo podía imaginar las escenas con Meryl Streep pero posteriormente decidí enfocarme en Ana Wintour, sobre todo en una cena con la familia , aparentemente ordinaria y sin un toque de elegancia , de su nuevo esposo. Hay una parte muy interesante, cuando ya se encuentran en Paris que a mi parecer es el mejor cuarto de la novela, dónde Andrea reflexiona en cómo nunca ha visto a Miranda hacer cualquier tipo de trabajo y con este se refiere a acciones mundanas como abrir una puerta, contestar un teléfono, colgar un saco y claro que lo vemos en la película pero nunca con el mismo detenimiento. Ahora, sí existe la mención de Ana Wintour, de hecho un par de veces pero he de decir que se siente muy forzado ya que con todas las credenciales de Miranda que infunde todavía más temor y respeto que en la peli es simplemente imposible imaginar que fuera alguien más, fue a mi parecer, un intento fallido por ubicar este libro en la completa ficción.
Como en toda adaptación, tenemos personajes que se desarrollan a partir de una vaga referencia y con el solo objetivo de deleitarnos como espectadores, uno de ellos es el inigualable Nigel, pieza angular de la peli, en el libro Nigel tiene un alto puesto pero no se convierte en un mentor y es ahi otra dura realidad, Andrea maneja las vicisitudes del trabajo sólo con Emily quien como en la peli, es el eco del ethos de Runway pero eso sí, un poco más empática con Andrea, actitud que cambia inmediatamente cuando se ha dado cuenta que por un segundo, se atrevió a criticar a Miranda.
Considero que la guionista Aline Brosh Mckeena hace un trabajo fenomenal en adaptar una historia con momentos muy crudos en una película cuyos diálogos repetimos una y otra vez para un sin fin de situaciones de la vida diaria, al final la convierte en una comedia emblemática de la cultura pop. Mientras que el libro, es duro al reflejar como es fácil cegarse y perder toda dignidad por alcanzar un “sueño” a través de un trabajo que, un millón de chicas matarían por tener, pero aún así no tenemos moraleja, Andrea regresa a su familia y amigos, consigue una mentora y llega a donde debió de haber llegado desde el primer momento y a diferencia de la peli, con este final, no me sentí team Andrea. Probablemente porque no soy la audiencia target del libro, es difícil sentirse representado con este personaje por lo que elijo quedarme con Andy y el espectacular elenco de la peli, como mi historia entrañable de The Devil Wears Prada para la posteridad.